10 MEDIDAS PARA SU CONSIDERACIÓN
>Artículo especial de Alejandro Banzas para
El problema inflacionario se ha instalado y dada las circunstancias ha llegado para quedarse. El fenómeno ya alcanzo una modalidad estructural que complica su resolución en el corto plazo. Sin políticas de shock, entendiendo por ésta la combinación de políticas (ver los 10 puntos) difícilmente se pueda alcanzar una reducción sustantiva en un año (por fijar un plazo aleatorio).
Se han efectuado muchos diagnósticos sobre el origen de la inflación en la economía, lo cierto es que la misma existe y tiene una multiplicidad de causas que convergen en un escenario estructural distinto al observado en la economía de los últimos 50 años. En la década del ochenta, la suba violenta del nivel de precios se dio a consecuencia de la combinación del exceso en la emisión de moneda local para paliar el déficit estructural del sector público y a la escasez de dólares a consecuencia de cumplimentar con el pago de la deuda externa, condicionando fuertemente el nivel de actividad económica, en el marco de una economía mundial con deprimido precios de los principales commodities que comerciaba nuestro país.
Hoy la realidad es distinta, por un lado no existe una demanda tan significativa de parte del sector público aunque sí se han incrementado los subsidios cuya madeja deberá ser considerada en el mediano y largo plazo. La oferta de dólares todavía resulta suficiente para sostener una acumulación de reservas que de algún modo, actúa como un seguro anti crisis o mejor dicho anti corrida de depósitos. Los precios de los principales productos agrícolas han crecido en los últimos años y todo parece indicar que la tendencia se afirma en un sendero fundadamente optimista.
Por lo tanto, el comportamiento del nivel general de precios obedece a una fuerte presión de demanda, la cual ha sido sostenida a lo largo de los últimos años merced a políticas combinadas desde la autoridad económica consistente en: incrementos del gasto, convalidación de incrementos salariales, jubilaciones (incluyendo el ingreso masivo al sistema) Asignación Universal por hijo, y un fuerte endeudamiento interno, utilizando fondos provenientes del BCRA, Ansess, PAMI, etc. Al mismo tiempo, el nivel de oferta se ha tensionado no pudiendo satisfacer el ritmo de la demanda. En consecuencia, las políticas a seguir para combatir éste nivel de inflación sería:
1. Transparentar y sincerar el normal funcionamiento del INDEC como así también las mediciones que el mismo organismo efectúa y que no son creíbles para ninguno de los actores económicos, empezando por los mismos trabajadores que no recurren a ellos a la hora de negociar sus incrementos salariales. La necesidad de saber qué inflación real tenemos es prioritario a la hora de tomar medidas en tal sentido, generando certidumbre positiva por parte de los agentes económicos porque pueden mensurar ciertamente cual es el éxito de las medidas gubernamentales a la hora de luchar contra ella.
2. Establecer un régimen de metas de inflación (no en la concepción estrictamente monetaria)para los próximos 4 años de gestión presidencial, con un objetivo de reducción gradual del nivel general de precios de la siguiente manera:
2012= 22%; 2013 = 18% 2014: 14% 2015= 10%.-
3. Establecer los consensos políticos y sociales necesarios para converger en una tasa de inversión privada y pública necesaria para ampliar la frontera de posibilidades de producción.
4. Propender a ejecutar una política crediticia consistente con dicho programa en dónde la Banca Pública ejerza un rol preponderante junto al establecimiento de un Banco de Desarrollo al estilo BNDES-Brasil, sin la necesidad de generar una nueva entidad, sino aprovechando la actual estructura del BICE.
5. A su vez es necesario, un sistema financiero al servicio de los sectores productivos y en particular de las PYMES que sufren las mayores marginaciones a la hora de obtener financiamiento. Para ello, es necesario apuntalar una política coordinada de la Banca Pública a favor de tasas de interés accesibles, plazos más extendidos y a favor de proyectos de inversión que contribuyan al incremento de la oferta de bienes y servicios.
6. Ajustar la política monetaria a un escenario más realista una vez que se ponga en marcha un reordenamiento fiscal, que debe contemplar la eliminación de algunos impuestos claramente distorsivos como el impuesto al cheque ($26 mil millones anuales), rediseñando la política de subsidios a los servicios públicos con un concepto más progresivo (Ej: precio del Gas domiciliario vs Garrafa Social)
7. Un punto crucial es el impacto del precio de los alimentos y en tal sentido el crecimiento de los mismos, es un fenómeno que no es solo de orden local, aunque si la magnitud. En el futuro, la discusión sobre el desarrollo del biocombustible y la fuerte demanda mundial de alimentos se constituye en una gran posibilidad para nuestro país, pero al mismo tiempo se convierte en un desafío de orden interno, pues el crecimiento de los precios de los mismos puede resultar sustantivamente contraproducente para el mercado interno.
8. El control de los mercados debe estar claramente definido y no quedar atrapado en el falso dilema de libertad absoluta de mercado o de infantiles controles de precios. Debe alcanzarse un equilibrio tal, que permita al Estado ejercer un rol regulador de las actividades monopólicas u oligopólicas, en dónde se combine razonabilidad en la rentabilidad empresaria con necesidades de abastecimiento concreto, en particular para los sectores más sensibles a este tipo de bienes (los sectores de más bajos ingresos).
9. Reordenamiento de tarifas y subsidios, estableciendo un cronograma visible y transparente que permita desandar caminos que no siempre redundan en beneficios para los sectores de más bajos recursos y que en un entorno inflacionario, le significa al Estado demandar fondos crecientes recurriendo en muchos casos a una mayor emisión monetaria para financiarse.
10. Finalmente, la discusión salarial debe contemplar acuerdos razonables, que sin perder capacidad de compra abraquen un mayor plazo, por ejemplo, acuerdos salariales bianuales con bandas mínimas y máximas, asociadas al cumplimiento de la meta de reducción del nivel general de precios. Si bien esto no es sencillo, debe frenarse una puja salarial desmedida que no contemple ciertos componentes de competitividad a la hora de poder determinar aumentos. Para ello se debe incentivar políticas de diálogo y acuerdo entre los actores involucrados (Sindicatos, Estado y Empresas).
Debe quedar claro, que bajo ningún aspecto se puede buscar entre las recetas ortodoxas tradicionales de la década del noventa, los mecanismos para intentar bajar la inflación, con fenomenales subas en la tasa de interés, fuerte reducción del consumo y pérdida del salario real, conjuntamente con un fuerte proceso de apreciación de nuestra moneda, que signifique recrear el modelo de los 90 con saldo negativo del balance comercial mayor endeudamiento y ajuste por desempleo, no debería ni siquiera formar parte de la agenda.
Argentina aprendió la lección y en tal sentido, lo que se deberá poner en debate son las posibilidades de alcanzar acuerdos dentro de un conjunto de políticas de Estado que eviten mayores tensiones y favorezcan a la credibilidad de nuestro país en el exterior , de manera de incentivar procesos de inversión directa.
Se revaloriza el proceso de un modelo que debe ser todavía más inclusivo, más progresista en lo que respecta a una mayor distribución de la riqueza y disminución de las asimetrías existentes entre el decil más rico y el más pobre. Una reforma tributaria en serio conjuntamente con políticas de mayor transparencia en la cosa pública, mayor inversión y dialogo entre los actores sociales serán indispensables para pensar en un modelo de país más igualitario. Si bien la herramienta de un tipo de cambio alto dentro de un régimen productivista y de sustitución de importaciones con valor agregado es determinante, no es menos relevante entender que en un mundo globalizado al competitividad debe alcanzarse a través de mayor inversión tecnológica y no solamente a través de manejos artificiales con el valor cambiario.
ALEJANDRO BANZAS
ECONOMISTA JEFE DE REPORTE ECONÓMICO