lunes, 25 de abril de 2011

El efecto de la desigualdad

El efecto de la desigualdad

La Argentina, a dos velocidades

La clase alta y la media con empleo formal viven el boom del consumo, mientras el resto apenas progresa

Domingo 24 de abril de 2011 |
La Argentina, a dos velocidades
Foto Archivo

Emilia Subiza
LA NACION

Es miércoles al mediodía. En un local de electrodomésticos ubicado sobre la avenida Cabildo, a metros de Juramento, se vislumbra el buen momento de la actividad económica y el boom de consumo.

Manuela, una estudiante de 20 años, ya tiene una notebook y se asesora sobre las características de las netbooks; mientras que Silvia, una profesional de 48 años, se entusiasma con modernas heladeras de tono metalizado para renovar la que le regalaron para su casamiento, hace casi 20 años.

A pocos metros de ahí, Carolina, una joven de 26 años, reparte volantes que ofrecen ayuda para terminar el secundario. Lo hace en forma casi automática, ante la indiferencia de la mayoría de los transeúntes. Trabaja de lunes a sábado, seis horas por día, y a veces no llega a los $ 1000 por mes para llevar a su casa. "Es lo que encontré. Acá hoy estás, pero la semana que viene no sabés porque siempre estás temporaria. Es muy difícil estar en blanco, te ponen requisitos inalcanzables", cuenta.

Esta escena diaria en una esquina del barrio porteño de Belgrano es reflejo de una Argentina que marcha a dos velocidades: hay una clase alta y otra media con un pie en el acelerador, motorizan el consumo y mejoraron sus condiciones de vida a partir del crecimiento económico de los últimos años; y otros segmentos medio y bajo que, a pesar de la mejora de sus ingresos en términos relativos, avanza casi a paso de hombre y no goza del derrame del buen momento de la economía argentina ni de la redistribución que intenta el Gobierno con medidas como la Asignación Universal por Hijo.

"Hay una Argentina que va más rápido, con pautas de consumo del Primer Mundo o de las grandes urbes; y hay otra Argentina que se estancó, sin signos de movilidad social ascendente y con perspectivas negativas sobre su evolución", dice Fernando Moiguer, especialista en consumo de la consultora I+E.

Por la polarización social estructural de la Argentina, los promedios estadísticos ya no explican lo que le sucede a la mayoría, explica Moiguer. "Llevamos nueve años sin crisis y ocho de crecimiento, pero no hubo mejoras en la polarización. Mejoran los datos absolutos, pero no los relativos", agrega.

Según la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto de Estadística (Indec), el ingreso del 10% de la población ocupada de menores ingresos creció un 50% entre el cuarto trimestre de 2009 y el mismo período de 2010. Si bien en términos relativos aparenta ser un dato positivo, cuando uno va a los números absolutos se encuentra con que los ingresos de este grupo pasaron de $ 400 a 600. En cambio, el 10% que más gana recibió un 31% más, pero sus ingresos pasaron de 3800 a 5000.

"Crecemos mucho, pero la sociedad sigue siendo injusta -continúa Moiguer-. Hoy, la Argentina es un país que vive en un mismo territorio, pero con dos lógicas distintas. El derrame no alcanza a los de más abajo, que, aunque vieron que se recuperó su salario real, no pasan al frente y no tienen perspectiva de largo plazo."

Hay una sociedad constituida por una clase alta que consume y tiene el privilegio de ser la única con capacidad de ahorro, un segmento medio que también hace sus consumos, pero con algunos límites, y un sector bajo que se restringe a comprar lo básico.

Moiguer señala que hay una porción de la sociedad que se recuperó y pasó de clase baja a media, pero, a diferencia de lo que ocurría antes en la Argentina, ya no tiene aspiraciones de seguir ascendiendo socialmente, y eso se refleja en sus compras porque asume la recuperación como algo transitorio y mantiene pautas de consumo de la clase baja.

Un informe del Indec que divide a la población con ingresos (remunerativos o no) en 10 grupos muestra que el segmento uno, el de menos dinero, fue el que mostró mayor crecimiento: 40% entre el último trimestre de 2010 e igual período de 2009. La media de este grupo pasó de $ 235 a 330, es decir, 95 pesos más. Del segmento tres al diez el promedio de crecimiento de ingresos fue entre 24 y 28%, o sea, entre $ 215 y 1506.

Esta diferencia absoluta explica los dispares poderes de compra de cada clase (ver infografía).
La diferencia entre los que más ganan y los que menos disminuyó a partir de 2003. En el último trimestre de ese año, el segmento de mayores ingresos ganaba diez veces más que el de menores ingresos. El momento en que la brecha fue más corta fue en 2008, cuando la diferencia entre los que más y menos ganan fue de 7,5 veces. Desde entonces ha habido oscilaciones, pero los que más ganan mantienen una diferencia de más de ocho veces con los que menos.

Guillermo Oliveto, de la consultora W, explica que si bien se pueden hacer tres cortes en la pirámide social según ingresos, hay un 75% que está dentro del consumo y un 25% que se quedó afuera porque está por debajo de la línea de pobreza.

Esto hace visible una vez más las dos velocidades de la Argentina.

Dentro del 75% que consume, hay un 25% que está en la cima del la pirámide y se caracteriza por ser "gente con opciones". Es decir que por sus ingresos pueden cambiar el auto, irse de vacaciones y renovar la heladera. El segmento medio consume también, pero hace elecciones: arregla la casa o se va de viaje.

Mientras que los rezagados, que pueden haber visto crecer sus ingresos gracias a beneficios como la asignación, parten de una situación muy mala y destinan el 65% de los ingresos del hogar a la compra de alimentos, bebidas, cosmética y limpieza. En tanto, la clase media típica destina el 35% a estos gastos y la clase alta, el 10 por ciento.

Oliveto advierte que el segmento que logró un mejor desempeño en los últimos años fue la clase media típica, que con la crisis de 2001 había caído en parte en la pobreza, pero que gracias a la recuperación del empleo y a la dinámica gremial recuperó su poder de compra. Ya no se limita sólo a la compra de alimentos sino que mueve fuertemente el consumo de bienes durables. "La clase alta ya se compró el LCD. Hoy los que mueven este consumo con 30 cuotas son los de clase media, que pueden acceder a estos bienes aspiracionales, y esto se nota en el segundo cordón del conurbano."
De acuerdo con el Barómetro de la Deuda Social Argentina, que elabora la Universidad Católica (UCA), a un importante componente de la población no le alcanza el dinero para el consumo básico (34,3%), otros consumen, pero no ahorran (51,1%) y un grupo minoritario puede ahorrar (14,7%). "Es una medida de pobreza percibida. Se redujo el grupo de ingresos insuficientes por la reactivación de la economía y la asignación universal, pero la mejora es menor que la esperada y mantiene los mismos niveles desde 2007", explica el economista de la UCA Agustín Salvia.

Empleo digno Tener empleo y la calidad de éste son condicionantes esenciales para trazar la línea entre las dos velocidades a las que avanza la Argentina. De un lado está el 41% de la población que en 2010 tuvo empleo digno, que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) no sólo es en blanco y con ingresos suficientes como para pertenecer a la clase media sino que también contribuye a la construcción de una sociedad integrada y con perspectivas a mediano y largo plazo.

Del otro lado, un 59% se encuentra en condiciones de precariedad laboral (estable, pero en negro), subempleo (inestable y mal pago) e indigencia (recursos suficientes para las necesidades alimentarias), según la UCA.

"Hay una dualidad entre quienes logran buenos empleos y los que logran empleos regulares, con poca calidad y malos ingresos, o simplemente no acceden", señala Salvia.

Esta dualidad también se manifiesta entre aquellos sectores que operan a nivel internacional en términos de calidad, remuneración, productividad y protección social y otros sectores que están por fuera de los marcos regulatorios.

En líneas ge nerales, entre 2004 y 2010 se observa un balance positivo de la situación laboral evidenciado por un aumento del empleo de calidad y una disminución de la desocupación.

Pero estas mejoras no se verificaron con la misma intensidad para el total de la estructura social.
Si se analiza quiénes accedieron al empleo digno, creció más en los segmentos medios que en los bajos.

La otra cara de la misma moneda muestra que el empleo precario creció más en el segmento inferior y decreció en el superior. "Esto quiere decir que hay una desigualdad, una brecha estructural que se agudizó", advierte Salvia. En 2010 sólo 16,1% de los trabajadores del estrato bajo pudieron obtener un empleo digno, mientras que sí lo obtuvo 63,2% de los trabajadores del estrato medio alto.

Para el economista del instituto Idesa Jorge Colina, la gran diferencia en la velocidad de crecimiento en la Argentina surge de que los ingresos de los trabajadores formales crecieron mucho desde 2006 frente a los de los informales, que quedaron rezagados y mantienen niveles paupérrimos de salario, con un promedio de $ 1200 mensuales. A la hora de la negociación salarial, frente a la creciente inflación, los trabajadores informales en general van por detrás y no consiguen los aumentos de los grandes gremios, como el metalúrgico, el de alimentos, el automotor o el de camioneros.

"La que motoriza el consumo es la inflación, los créditos blandos y la política salarial", opina Colina. "Los sueldos de los empleados formales crecieron casi un 22% en 2010. Esta es gente es la que tiene tarjetas y compra en cuotas y con descuentos."

Los empleados en negro sólo consumen lo indispensable, no acceden al crédito informal ni tienen tarjetas para aprovechar los estímulos.

El economista de Idesa reconoce que en el período 2003-2010 se redujo la informalidad, que pasó del 44 al 37% de la fuerza laboral, pero advierte que esa contracción no se condice con el crecimiento de la economía en ese período, que fue de más del 60 por ciento. Su colega de SEL Consultores Ernesto Kritz opina que el sector que va más rápido es mayoritario y está vinculado al empleo formal, que creció, así como sus ingresos en términos reales, incluso por encima de la inflación. Pero advierte que hay un sector que va a otro ritmo, a causa de los persistentes niveles de trabajo informal y a la insuficiente calificación de este grupo para acceder al sector formal. Esto hace que queden rezagados y no se puedan acoplar aun cuando hay oportunidades de crecimiento. "Van a otra velocidad por causas más profundas y estructurales, que son difíciles de superar. El perfil de los más jóvenes no es muy distinto del de sus padres, hay condiciones de reproducción intergeneracional de la pobreza", dice Kritz.

Desde una perspectiva geográfica se puede ver una Argentina a dos velocidades. Los mercados laborales del Noroeste y el Nordeste aprovecharon menos la bonanza, según un informe de Idesa con base en el censo 2010. La contracara son la Patagonia y la región pampeana, que fueron las regiones de mayor crecimiento entre 2003 y 2010 gracias a los altos precios internacionales de las exportaciones.

Petróleo en el primer caso y productos agrícolas, en el segundo.

jueves, 14 de abril de 2011

La inflación eclipsa guerras cambiarias

LÍDERES DE BRASIL, RUSIA, INDIA, CHINA, Y SUDÁFRICA EN BEIJING

La inflación eclipsa guerras cambiarias


Reunión bilateral entre India y China previa a la cumbre de los BRIC
Reunión bilateral entre India y China previa a la cumbre de los BRIC



Uno por uno, los países del mundo emergente están soltando las amarras con las que intentaron evitar la apreciación de sus monedas.

No es que la competitividad de las exportaciones les preocupe menos que hace unas semanas. Es que ahora les preocupa más, mucho más, la inflación. Y con los precios de los commodities, en especial alimentos y petróleo, avivando la inflación, las autoridades están decidiendo que permitir la apreciación de la moneda es una buena forma de aliviar la presión.

Este modesto giro del último mes merece ser reconocido por la cumbre de líderes de los países BRICs (Brasil, Rusia, India, China, y ahora Sudáfrica) que se reúnen en Beijing.

El último en moverse fue Chile, que el martes elevó las tasas de interés en 0,5 punto porcentual por segundo mes consecutivo, y dio a entender que podrían subir más (sobre el actual 4,25%) en los próximos meses. Como la medida se esperaba, el peso chileno subió sólo marginalmente ayer frente al dólar estadounidense, pero en 472,8 ahora está 3% más alto que hace un mes.

A comienzos, las autoridades surcoreanas confirmaron que también apuestan a la apreciación cambiaria para moderar la inflación creciente (4,7% en marzo). El banco central dejó sin cambios las tasas de interés, pero lo hizo sólo después de que el gobierno relajara esfuerzos previos para limitar el alza del won. La divisa surcoreana está ahora a 1.085 unidades por dólar, un alza de 4,5% en un mes.

La semana pasada, en la mayor sorpresa de todas, Brasil se replegó en su enorme lucha por limitar la apreciación del real. Las autoridades no hicieron nada para evitar que los operadores empujaran la moneda por encima del nivel psicológicamente importante de 1,60 reales, y ahora está a 1,58 reales contra el dólar.

Entre tanto, incluso las autoridades chinas que a ojos de EE.UU. arrastran los pies en la apreciación de la moneda han permitido que el yuan trepe casi 1% desde el 1 de enero.

Terence Lim, director ejecutivo de Goldman Sachs Asset Management en Corea, dijo que todos en el mundo emergente parecen estar bajo presiones similares. Estamos atravesando un ajuste global.

Es un cambio significativo. Hace sólo unos meses las economías emergentes, encabezadas por Brasil, acusaban a EE.UU. de deprimir artificialmente el dólar a través de políticas monetarias laxas y poner presión alcista injusta sobre las monedas de mercados emergentes. Ahora, las guerras cambiarias se han desvanecido a medida que las autoridades se enfocan en la guerra más urgente contra la inflación.

BRICS, preocupados, por presión de flujos de capitales sobre sus monedas

Los presidentes Dimitri Medvedev de Rusia, Hu Jintao de China, Dilma Rousseff de Brasil, Jacob Zuma de Sudáfrica y el primer ministro indio Manmohan Singh.
Los líderes de las potencias emergentes advirtieron que la volatilidad de los precios de las materias primas amenaza la recuperación mundial y manifestaron preocupación por los flujos de capital que empujan la revalorización de sus monedas.

La suba de los precios de los alimentos, energía y metales a raíz de la catástrofe nuclear en Japón y del conflicto en Libia están empujando la inflación al alza, alertaron los dirigentes de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), reunidos en Sanya (sur de China). "La excesiva volatilidad de los precios de las commodities, y en particular la de los alimentos y la energía, plantea nuevos riesgos para la recuperación en curso de la economía mundial", dice la declaración final de la cumbre.

Las cinco naciones se comprometieron a "llevar a cabo una cooperación más estrecha en seguridad alimentaria" e instaron a la comunidad internacional a trabajar unida para aumentar la capacidad productiva de materias primas en general y no sólo de los productos alimenticios. Los cinco países representan más del 40% de la población mundial y su Producto Interno Bruto (PIB) representó el 18% del mundial en 2010, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los presidentes Dimitri Medvedev de Rusia, Hu Jintao de China, Dilma Rousseff de Brasil, Jacob Zuma de Sudáfrica y el primer ministro indio Manmohan Singh alertaron por otro lado sobre la amenaza que representa el "masivo" aflujo de capitales hacia sus economías. "Llamamos a prestar mayor atención a los riesgos de flujos masivos internacionales de capital a los que se ven enfrentados actualmente las economías emergentes", sostienen.

Los países emergentes, con economías boyantes y tasas de interés elevadas para frenar la inflación, se han convertido en imanes para capitales que buscan una rentabilidad mayor que la de los países industrializados, que pusieron las tasas en sus mínimos históricos para salir de la recesión. Pero ese arribo masivo de capitales valora en exceso la moneda de los emergentes, lo cual alimenta la presión inflacionaria y afecta la competitividad de sus exportaciones en países con cambio flotante, como Brasil.

El gobierno brasileño adoptó varias medidas para esterilizar esa llegada incontrolada de dinero; a fines de marzo, aplicó un impuesto de 6% a los préstamos de corto plazo de bancos y empresas fuera del país. China por su lado se protege de ese fenómeno dejando un escaso margen de flotación a su moneda, el yuan, en su cotización frente al dólar.

Los líderes de los BRICS también alentaron la discusión sobre el papel de las reservas de divisas del Fondo Monetario Internacional (FMI), al notar que la crisis global ha expuesto lo "inadecuado y deficiencias" del sistema monetario y financiero actual. "Apoyamos la reforma y la mejora del sistema monetario internacional con un sistema internacional de reservas de divisas más amplio que proporcione estabilidad y tranquilidad", dice la declaración.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el Secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, abogaron el mes pasado por ampliar la cesta de divisas de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI, durante un seminario del G20 en China. La canasta de DEG, inventada en 1969 para servir de activo de reserva internacional, se compone de cuatro monedas: el dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen japonés. Los países occidentales quieren que el yuan integre esa cesta como parte de sus esfuerzos para empujar a Pekín a flexibilizar su polémico y rígido régimen cambiario.

Brasil también abogó en varias ocasiones por una flexibilización del sistema canciario chino, que perjudica a los exportadores del país sudamericano, aunque el asunto no fue abordado en la cumbre de Sanya, según dijo el presidente del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) brasileño, Luciano Coutinho. Los BRICS señalaron que sus bancos de fomento acordaron abrir líneas de crédito en monedas nacionales, en una política destinada a reducir la dependencia dl dólar, según indicó el banco de desarrollo ruso Vnesheconombank.

Los líderes dijeron que la energía nuclear seguirá siendo un "importante elemento en la mezcla energética" de los países del grupo. Este anuncio se produce en un marco de cuestionamientos a ese tipo de energía tras el accidente nuclear de la planta japonesa de Fukushima Daiichi, provocado por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo pasado. "La cooperación internacional en el desarrollo de energía nuclear con fines pacíficos debería realizarse bajo estricta vigilancia y altas normas de seguridad", apuntaron los dirigentes de los BRICS.