martes, 5 de octubre de 2010

El déficit es insostenible: la confesión de Obama vale para todos los desarrollados

La polémica afirmación de Obama da cuenta de la profundización de los rojos presupuestarios en los países desarrollados. En A.Latina los números tienden a cerrar cada vez más cerca del superávit.

Eglobal Argentina - Economía & Finanzas accedió al informe de Abeceb.com  que analiza los resultados fiscales evidenciados en América Latina, el G-7 y los denominados “PIIGS”. El resultado muestra que América Latina tiende a cerrar sus números fiscales cada vez más cerca del superávit en contraposición a los países desarrollados que profundizan sus déficits.

En efecto, el déficit del G-7 evolucionó desde los 2 puntos porcentuales del PBI en 2007 a más de 7 puntos en 2010. Para los “PIIGS”, la tendencia a la profundización fue evitada aunque las cuentas se ubican en niveles cercanos a los 5 puntos del PBI para este año. Tras la implementación de las políticas de ajuste impulsadas por el FMI, se logró reducir el desequilibrio parcialmente en estos países aunque a costa de reducir el nivel de actividad y frenar la recuperación.

La recesión que siguió a la crisis sub-prime precipitó programas de estímulo que lograron evitar una caída más pronunciada y colocar a la economía mundial en la senda de la recuperación. Sin embargo, el ritmo de la misma se presenta como “lento” y las cuentas públicas no paran de marcar nuevos récords de desequilibrio.

El rojo presupuestario es de alguna manera endógeno ya que cuando la actividad se retrae, también lo hace la recaudación. Esta es la teoría con la cual se sustenta la idea de no aplicar ajustes en un contexto recesivo, aunque no todos opinan lo mismo. La primer ministro alemana, Angela Merkel, decidió impulsar recortes de presupuesto sobre las economías de Europa, argumentando que hay que “gastar menos del dinero que no tenemos”. El incremento de la deuda pública puede ser aún más dañino en el largo plazo que la recesión, según su visión.

Hasta ahora Estados Unidos ha priorizado el crecimiento por sobre la estabilidad fiscal y la mayoría de los países desarrollados lo ha seguido. Esto podría cambiar si se impone la idea de que “tener las cuentas en orden” es la mejor manera de pasar los problemas económicos.

El riesgo de que algún país se vea imposibilitado de cumplir con sus compromisos está latente, también la posibilidad de una recaída recesiva si la política de ajuste gana adeptos, ya sea por convencimiento o presión externa. En este contexto, los emergentes y América Latina en general escalan posiciones, aportándole al mundo crecimiento. Dónde terminará este desbalance global, incierto.

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